Diarios de viaje.
Biblioteca Nacional de España, Madrid. Lunes 12:03
Había quedado con Yolanda de que me llevaría un amigo suyo
desde Vitoria hasta Luxemburgo en auto, me parecía bien porque quería verla y
los boletos del avión –que comúnmente suelen ser lo más económico en Europa-,
estaban -debido al verano- especialmente caros.
Nos fuimos de fiesta un día antes con la Natita, yo tenía un
poco de miedo porque antes –cuando era una joven moza- podía dormirme a las
cinco y levantarme a las seis y funcionar perfectamente; ahora los años pesan y
por más que intento…
Fue el festejo de un antrillo gay por ahí, fuimos con Ik[1]
un vasco que dice que los vascos no saben ligar (¿?), también que no vamos a
convencerlo nunca de irse de farra con nosotras…lo cual siempre termina
traicionando.
Fue la sensación de los espectáculos trasvestis, tan noble y
dulce él, los gays lo veían e inmediatamente le dedicaban el número.
Mmmmm la música –al igual que en México- son las clásicas
del gremio: Mónica Naranjo, Marta Sánchez y cosas por el estilo, sólo que las
Naranjos y las Sáchez de por acá con tacones miden como dos metros.
No llegamos demasiado tarde, y al otro día muy temprano
Borja llamó para anunciar que estaba abajo, no estaba lista así que metí todo
como una verdadera loca y la Nata me acompañó, estaba preocupada porque me iba
con un desconocido –que en realidad no lo era tanto-.
Venía acompañado de una oriental –no soy muy hábil para
distinguir entre coreanos, vietnamitas, chinos o japoneses- amiga de él que
viajaba hasta Burdeos.
Lo agradecí mucho porque pensaba que como no tenía que
cumplir la difícil misión del copiloto, podía dormirme atrás lo que quisiera,
cosa que sucedió de a poco…
Mientras íbamos avanzando sobre el País Vasco trataba de descifrar
el tipo de relación que tenían esos dos, había cierta confianza cierto, pero no
distinguía la naturaleza de su cercanía…qué tontería estar todo el tiempo
creando historias de los retazos que voy tejiendo de la gente que conozco…
Debería pensar mejor en que no tenía dinero, la onda de los
bancos estando en el extranjero siempre me ha dado muchos dolores de cabeza,
hacen que uno se sienta tannnnnnnnnnn desprotegido…
Siempre es una suerte saber si cuando vas a retirar dinero
en realidad vas a obtenerlo.
Me ha sucedido por ejemplo en Chile y España que no todos los
cajeros me dejan disponer de efectivo, aquí debe ser uno en específico, a pesar
de que todos tengan el letrerito ese de RED y que tengan las calcomanías de
Visa y Master Card, a los bancos les vale madres en realidad sólo quieren
vender el producto inicial y después hacen lo que quieren, total ni quien les
diga nada, ni Condusef al que le he escrito infinidad de correos, ni nadie…
Por otra parte también he sido hasta ahora –uno siempre
tiene la confianza de poder cambiar-, muy despistada y resulta que como estos
desgraciados bancos me han cambiado una de las tarjetas, pues ya no me acuerdo
del número, lo tengo anotado por ahí en un papel -luego me di cuenta-, que lo
había dejado en Madrid.
Me espanté un poco, pero “ágilmente” pensé:
¡Bueno tranquila, puedes transferir de una tarjeta a la otra
de la que sí te acuerdas del número!
Lo intenté como otras veces y nada, una y otra vez y nada,
pensé que era cuestión de un momento pero nada, así que la noche previa al
viaje me había quedado sin un euro después de pagar la cena en un restaurante
mexicano de Vitoria que por cierto me parece que es el mejor que he encontrado en
España, quizá porque los dueños sí son mexicanos mexicanos, La Embajada se
llama.
Y de ahí Natita y nuestro amigo tuvieron que acompletarme para
pagar las cañas…ufffa tensión…
Por la noche lo volví a a intentar y nada, cómo viajar sin un
solo euro, carajo malditos bancos si es mi dinero, puaff y siempre el mismo
letrerito: “la página está en mantenimiento favor de intentarlo más tarde…”
-¡Los odioooooooooooooooo malditossssssssssssssss!
Así que Natita me dio diez euros como mi gasto para el
recreo y “un mi lunch” un duraznote[2],
una manzana, una naranja, galletas y un yogurth…
-¡Yo creo que con esto si la armo por lo menos por un día
más! Pensaba intentando mantener la calma y la confianza en mi muy reconocida
suerte.
-La oriental no para de fumar y creo que es mota, ufffa la
cosa es que toda la humareda se viene para acá atrás…
Pienso en mandarle un mensaje a Stéph, voy a pasar por
Burdeos y puedo decirle que si me presta un poco de dinero y de vuelta se lo
doy, ash pero me da un poco de pena…
Tardo en enviarlo, finalmente lo hago, pero sólo le pregunto
si está en ese momento en Burdeos, no me atrevo a más…
Me llama inmediatamente y me vuelvo a preguntar cómo es que
este francés y yo pretendemos entendernos si no habla muy bien español y yo no hablo
nada de francés, ni “merci” siquiera…
La comunicación fue peor aún porque creo que desde
que volvió a Francia llevaba tiempo sin escuchar el español y hablando y oyendo
sólo el francés así que bueno lo poco que entendí fue que estaba a una hora de Burdeos en auto,
insistía en bajar si yo estaría un tiempo considerable ahí, pero yo no lo sabía,
colgué y pregunté; pasaríamos sólo un momento así que la operación rescate francés
no pudo ejecutarse y yo seguía con el Jesús en la boca, haciéndome a la idea de
que aún no tenía hambre para que rindieran más las reservas de alimentos, uno nunca sabe …
El Borja por cierto ahora que recuerdo me preguntó al subir:
-¿Traes comida?
-Sí
Le dije señalando mi bolsa de mano, se rió como diciendo:
típico de una mexicana, o eso entendí yo.
Mmmmm sigo pensando en la intención
de la pregunta, no empezaba bien este encuentro…
Luego me preguntó que si mi amiga era chiapaneca y le dije
que sí, me preguntó qué hacia en Vitoria y le dije que estaba casada con
alguien de ahí.
-¿Qué suerte no?
-La de él, ¿supongo no?
La gente a veces no piensa lo que dice y la Jenny a veces no
piensa lo que contesta.
Españoles, españoles y luego no quieren que uno se
ponga heavy…
Mejor me dormí el resto del camino –intentando no detestarlo
tan pronto y faltando tanto camino-, hasta llegar al famoso Bordeaux.
Burdeaux/Burdeos... no quería verlo mucho, quería reservarlo para que Steph me
lo enseñara, pero al abrir los ojos íbamos pasando el puente enorme sobre el
río Geronne que dejaba ver a la distancia la delineada imagen de una ciudad
bellísima…
-¡Qué emociónnnn!
Intenté publicarlo en el Facebook, pero olvidaba que había
pasado una frontera –imaginaria porque está desmantelada desde la Unión
Europea- y que ya no recorría ya territorio español, ahora estaba desconectada
del mundo, sola y a la deriva, sin un euro además…los carteles es verdad ya no
están en español, siempre me da miedo cuando sucede eso,
-Pobre, insulsa, monolingüe…
La voz del arquitecto Mala facha siempre resuena en mi
cabeza cuando pienso que debí aprender inglés por lo menos…
Los campos estaban inundados de vid, así desperté en Francia…