martes, 14 de junio de 2016

Yo quería llegar a Zamora para pensar en Beto.

Yo quería llegar a Zamora para pensar en Beto.
Porque él había nacido en el otro Zamora, el nuestro, el que yo conocía, el de México.
De ahí recuerdo las fresas, había muchas, por todos lados.
La casa de mis tíos, era un departamento bonito, pero casi vacío, mi madre y mi tía no eran tan felices por aquellos días, las premuras por el dinero lo ensombrecían todo, aunque ellas quisieran a toda costa que no nos diéramos cuenta y sonreían siempre que las veíamos.
En aquella casa se encerraron un día Mayari y Paty en el baño y mientras estaban trenzadas en un pleito, sin soltar el cabello la una de la otra, mi madre y mi tía las amenazaban desde fuera con un castigo ejemplar, ellas no oían nada o no querían oír y se mantuvieron así hasta que varios recursos después, un pasador de pelo pudo dejarnos entrar y separarlas.
Después las encerraron de nuevo en otro cuarto, una en cada esquina y hasta que no se hablaran de nuevo, se pidieran disculpas y se abrazaran, no podían abandonar su respectiva esquina
Un día, al volver a casa nos agarró la lluvia a mi tía Mary y a mí, nos empapamos completitas. Yo tenía ganas de hacer pipí y se lo dije.
-Pues hazte.
- ¿Aquí?
-Sí
- ¿Así nada más?
-Pues sí, nadie se va a dar cuenta.
Era verdad, recuerdo que me dije, así que con un poco de pena y sin que inmediatamente respondiera mi vejiga por el frío y la vergüenza me hice pipí en los calzones en medio de la lluvia, recuerdo la sensación agradable y las risas desbordadas de las dos mientras corríamos de vuelta a casa.
Pero de ahí no recuerdo a Beto.
De Beto y Zamora me acuerdo porque él nació ahí, era el bebé nuevo en aquella casa de los tíos.
Él tampoco lo recuerda, pero su acta de nacimiento dice que nació ahí -y eso de alguna manera ha sido importante para él-, así que una vez me habló por teléfono con la voz entrecortada diciéndome que estaba ahí, en la plaza de esa ciudad que no conocía, pero que su acta de nacimiento dice que fue donde comenzó todo, su historia, cuando aún no sabía que iba a ser el Arquitecto Mala Facha, ni que iba a dejar de ser el bebé tranquilo de aquellos días y que de grande le gustarían las canciones rancheras de las rocolas de cantina y aventarse de las cuestas en carretillas de materiales de construcción.
Yo no he vuelto a Zamora, pasé a un lado cuando iba de camino a Guanajuato, la vi de lejos y lo único que pude revivir de aquellos días fueron las fresas, había muchas, por todos lados, como entonces…
Así que me compré una reja e ignoré las recomendaciones del Dar, del Carlos Mario y el Ariel, que me querían meter miedo sobre que las fresas había que lavarlas bien porque podían ser portadoras de todas las infecciones estomacales habidas y por haber…yo los ignoré como tú lo habrías hecho y retando a la suerte comencé a comer una a una las chorro mil fresas que traía la reja, mientras otra vez pensaba en ti…

Así llegué ahora a Zamora, la de acá, la de Castilla y León, en donde no naciste, pero donde igual pensaba en ti.

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