No sé si Alea cuando crezca se convierta -por voluntad
propia-, en una viajera.
A mí me gustaría mucho que así fuera, sin embargo. me interesa más tener la certeza de que será
lo que a ella se le “rehinche la regalada gana ser…”
Por ahora ya lo es.
Tiene once meses, dos continentes, tres países y dos
pasaportes…
A los quince días de nacida viajaba en el metro y recorría
La Gran Vía, la plaza mayor, Sol y Atocha. Al mes fue -según el guía-, la
participante más joven de un recorrido por el Barrio de las Letras…supo de
Cervantes y Lope por sus calles y sus casas, de Santa Teresa por Ávila, de la
belleza por Toledo… se ha bañado en el Mar Caribe y en Bacalar…
Alea tiene once meses y los pies ya recorridos, pero no le
gusta viajar de espaldas en el auto, como un bebé pequeño, así que en cuanto
cumplió con el requisito del peso, cambiamos a la silla en la que va de frente,
desde donde puede vernos y controlarlo todo.
Creo que está ya curtida en las estancias largas dentro del
carro, aguanta muy bien, creo incluso que sabe muchas más cosas de las que nos
quiere o permite hacer saber.
Ahora se ha hecho a la costumbre de que cuando paramos por cualquier
cosa, porque nos perdimos o estamos recolocando el gps aprovecha para hacer
caca, así que el equipo anti-motines se prepara, extendemos el cambiapañales en
el primer lugar que consideramos más adecuado y a lo suyo…luego, pero ya
luego…el camino se reanuda.
Este año, inicialmente la idea era ir a Italia, que es mi
deuda pendiente, pero con Alea tan pequeña y sin poder hacer esto de parar
cuando ella lo necesite, cuando se sienta incómoda y aprovechar para tomar el
aire, tirar una mantita y jugar con ella…
Italia puede esperar…
Así que optamos por ir a nuestro aire, andando por debajo
del radar, por los pueblitos y los senderos de donde nos han salido ovejas,
vacas, ciervos y en nuestro saldo negativo: unas mariposas que por la
embriagues de la primavera no pudieron esquivar el carro.
Así que en nuestra hipotética ruta aparecía al final del día
darle la sorpresa al hermano de Luis que también cumple años el 16 y celebrar
juntos en Valladolid, de paso nos quedaban tres opciones de pueblos con encanto
cerca de Madrid que vi en algún reportaje de Flipboard, en la sección de viajes
que es la que sigo.
Nos perdimos de nuevo…
Así que de las tres opciones sólo nos quedó Sepúlveda, pero
no pudo ser mejor, es bellísimo, no pensé que tanto, en realidad.
Cada vez que el carro avanza todo transcurre en mí como una
película, siempre fue así, desde niña…
Porque desde niña, como Alea, yo fui también una viajera…
Tengo recuerdos de sentir los brazos de mi papá por la
madrugada, cuando nos cambiaba de la cama a la parte de atrás del jeep que
manejaba, colocaban unas colchonetas y unas cobijas y ahí Paty y yo podíamos
seguir durmiendo, al despertar ya estábamos muy lejos de casa y mamá nos
ofrecía algún taquito de algo, para continuar el camino…
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