viernes, 27 de mayo de 2016

De camino a Portugal para celebrar 41 años de vida. Parte I. Los preparativos



Hay pruebas irrefutables de que uno se va haciendo grande, no viejo, ni maduro, ni chavorruco, ni juicioso; sino sólo, simple, aburrido, anodinamente grande.
Uno poco a poco va recogiendo -como Hansel y Gretel las migas-, indicios que la parte de uno que se va haciendo grande se las va amorosamente dejando a la parte tozuda que quiere continuar perennemente por la vida, libre de fatigas y arrugas.
Yo hace tiempo los voy encontrando por el camino.
Uno de ellos por ejemplo, es la espontánea necesidad de la limpieza y el orden,
Recuerdo que hasta muy entrada edad, cuando ya trabajaba y tenía responsabilidades de adultos, esta necesidad no habitaba en mí.
Vivía en espacios donde reinaba la soltería y el caos, algún día también escribiré de ello antes de que la traicionera memoria se lleve consigo todo.
No entendía por entonces, esas ideas de lavar rápido los trastes para que no se junten, cuidar los gastos de agua y luz para pagar menos, oler la ropa -ya no para ver si aguantaba otra puesta-, sino para ver si está bien lavada y...
Eso eran cosas de madres, de esas madres fatigosas que no tienen otra cosa que hacer mas que andar buscándole tres pies al gato...
Uno va encontrando las señales de que se va haciendo grande y a veces las reconoce y las recoge con un poco de dignidad y sin darle mucha importancia, a veces las ignora por un tiempo hasta que son tan evidentes que te impiden el paso, a veces...
Llevo años haciendo maletas, muchos años, toda mi vida quizás, aunque de pequeña mi mamá las hacía por mí y fueran tarea mía hasta que el teatro me llevó por primera vez fuera de casa por aquellos universitarios días.
Durante dos décadas hice maletas grandes y pequeñas, en mi auto por ejemplo, -por rigor y por cualquier cosa- habitaban de fijo dos maletas, una de frío y otra de calor.
Uno nunca sabe...
Ahora hago tres maletas, Luis dice que nosotros podemos tener una juntos, pero yo insisto en que sería insuficiente, y Alea...ayyyy mi Alea...
Ahora hago tres maletas subdivididas en otras diez o doce maletitas que puedan contener y hacer un poco más eficiente el viaje.
La de Luis no es mucho, en realidad él se quedaría muy tranquilo con llevar la ropa puesta y algo para dormir, eso sí, es el encargado de hacer las submaletas de todo lo que tiene que ver con las baterías. cargadores, cámaras, computadoras, libros electrónicos y la respectiva información de tomas de corrientes del destino al que nos dirigimos.
Yo dije durante mucho tiempo que una mujer podía salir de cualquier lugar simplemente con su teléfono móvil para cualquier emergencia, una tarjeta bancaria y las llaves de su carro, con esto cualquier mujer podía salir a conquistar el mundo.
Yo dije...
Para Portugal Alea viajó con una maleta para su ropa, saco de dormir, una bolsa de pañales, toallas húmedas, latas de leche, potitos, etc., una pañalera grande con su cambiapañales, trastes, cucharas, lentes para el sol, bloqueador, toallas para manos y cara, toallitas desinfectantes, etc., una pañalera de mano con su comida del día, babero, etc., una bolsa mediana de juguetes, una carreola, una, una, una...
Yo dije...
Para Portugal, el viaje inició con la organización de las tres maletas y las diez o doce submaletitas...algo leve, no tan heavy, porque sólo nos vamos por una semana de vacaciones antes de que Luis entre a trabajar y venga la joda más grande con el cierre de la tesis...
Para Portugal el viaje comenzó días antes, con el cumpleañazo previo y la organización de las maletas...
Antes yo decía que una mujer podía...

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