Son las 12:32
Dice el reloj de la sala -el que te gusta porque toma la
temperatura exterior-, que hace treinta y dos minutos pasó ya el mediodía.
Mañana a esta hora habrá despegado ya el avión de Barajas,
rumbo a otra historia de nuestra historia.
Me encanta soñarlo, pensarlo, prepararlo, no sé tampoco
sujetarme a lugares, perdóname por eso, por remover tus raíces, tu temperamento
sereno…
Será la primera vez que nos separemos por un tiempo largo,
-
¡No es mucho!
nos repetimos, pero yo te he comenzado a echar de menos
desde hace como un mes, cuando la mugre máquina nos mandó la confirmación de
vuelo…
De pequeña fueron años de la misma escena…vivíamos en un
sitio, lejos de papá porque su trabajo estaba en otro lado…no me pesaba tanto
su ausencia como el pensarlo solo, solo de nosotros, que éramos luego solo nosotras
y él se quedaba solo, estaba solo.
Perdóname papá,
perdónanos por ser mayoría
porque te tocaba a ti trabajar…
porque separarse de mamá parecía menos malo,
pero yo sabía
yo sé
no es cierto.
Ahora
la misma escena…
Son pasadas las doce, mañana a esta hora habrás vuelto a
casa, a comer al Mirador quizá, será la estrategia de los abuelos para paliar
la nostalgia, intentarán…
Intentaremos…
Hago ahora maletas en silencio…
Comienzo a contar días para volver a dormir abrazada a tu
espalda, a enojarme porque no logro levantarte, a pelear por la cama con Alea
que mi pellizca el ombligo y te jala el pelo…
Hago ahora maletas en las que no va tu playera de hojas que
tanto quieres y yo detesto, tus 400 cables y tu reloj ese -el que te gusta
tanto porque toma la temperatura exterior-, y que dice que son ahora ya las
12:36, menos de las 24 horas que hacen un día, el último de nuestra historia
aquí…
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