jueves, 5 de mayo de 2016

No es un mal día




Me duele la panza.
Me duele con ese dolor molesto que no es ni bien un cólico de menstruación, ni el malestar de la descomposición, ni el enfriamiento de la tripa,
no lo es por separado, sino todo,
todo en su conjunto.
En otros días me hubiera recostado, con la manta y la tele a full...
Ahora no puedo, la tesis me está matando, me persigue a ojos cerrados y abiertos, le quita el tiempo a mi Alea, es una maldita moira, una asquerosa moira a la que me debo, de la que dependo, a la que soy adicta.
Soy para ella también su propia moira, desacostumbrada a que nadie la quiera, me trata con recelo, no sabe qué esperarse, sucede con todos a los que no han abrazado, cuando el amor los mira directo a los ojos, lo patean, desconcertados, no saben qué hacer y corren despavoridos.
Me duele la panza
pero Javi me ha dado motivos hoy. Van a montarle un texto, qué felices hemos sido con eso, como niños que comparten sus juguetes, qué felices nos ha hecho esto Javi, debemos recordarlo siempre, para esos días en que tus demonios me persiguen y los míos te abruman...ahora ya no podemos ahogarlos en bares, malditos...bueno yo...yo ya no...¿tú? Ja, hasta la duda ofende.
Me duele la panza
desde las cuatro y media de la mañana en que comencé a trabajar y se me antojaron unos huevitos con tocino, como los de allá, de mi tierra, donde a la gente sí se le antojan los huevitos a las ocho de la mañana.
Fui a saquear los tesoros que guardo en la alacena para las ocasiones especiales, una lata de frijoles refritos negros y una botellita de salsa casera.
Hace tiempo que no almuerzo por la mañana, porque los almuerzos sólo saben bien en México, donde a la gente se le antojan los huevitos a las ocho de la mañana y aquí un almuerzo en soledad no es un almuerzo.
Así que tomo muchos cafés con leche, como Luis, sólo que no han dado resultado para bajar de peso como él afirma que le sucede.
Pero hoy...
preparé muchos huevos, para la mañana y el mediodía.
Una tesista por mucha vocación para la cocina, dispone del tiempo como gotitas de un CH original.
Son casi las nueve de la noche y la luz no se ha ido, los días ahora, aquí, son más largos, mucho más largos de lo que a veces puediera ser soportable.
No lo hubiera imaginado.
Lo supe aquí, de pronto, sin aviso.
Me sigue pareciendo rarísimo.
Los días tuxtlecos son -como deben ser- todos igualitos, su margen de error es mínimo, por eso tenemos -quizá- ese temperamento tan estable, tan peligrosamente estable que ni la peor injusticia logra luego sacudirnos.
Pero hoy, estoy aquí, son mis últimos días, de esta etapa que cerraré pronto, así que los días largos me vienen bien aunque signifique que tenga que soportar más tiempo mi dolor de panza.



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