Me abrazan
tu sopa de verduras
y las estrellas sabor a rábano.
Tus manos de oso pardo
y las mil y una noches
de Santa Rosa de Lima
y San Francisco de Asís.
Me acunan
tus ojos de bienvenida mañana
después de la fuga rancia y nocturna
tus apariciones de muñeco guiñol
en la cueva donde anido.
Me besan
las costuras de todas mis blusas
y el olor balsámico
en mis bufandas
antediluvianas …
las huellas de tus manos invisibles
que dejaste impresas
por los rincones
que libraste
de ácaros
y el coco…
Me comprenden
tus silencios
en los días de tormenta
tus abrazos sin mí
de un día
de otro
y de muchos
en que
volver era imposible.
Me buscan
tus ojos
en las terminales
y los aeropuertos
tus oídos
pendientes
esperando
mi vuelta.
Me aman
tus alas estacadas
que me dejas aflojarte
a hurtadillas
del monstruo de mil ojos
y escapas de mi mano
en mi máquina del tiempo
a marchar
sirena
viento
mago
niña
y retornar más tarde
aligerada
para volver a amarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario