jueves, 7 de febrero de 2013

Mater faber




Me abrazan
tu sopa de verduras
y las estrellas sabor a rábano.

Tus manos de oso pardo
y las mil y una noches 
de Santa Rosa de Lima
y San Francisco de Asís.

Me acunan
tus ojos de bienvenida mañana
después de la fuga rancia y nocturna
tus apariciones de muñeco guiñol
en la cueva donde anido.

Me besan
las costuras de todas mis blusas
y el olor balsámico
en mis bufandas
antediluvianas …
las huellas de tus manos invisibles
que dejaste impresas
por los rincones
que libraste
de ácaros
y el coco…

Me comprenden
tus silencios
en los días de tormenta
tus abrazos sin mí
de un día
de otro
y de muchos
en que
volver era imposible.

Me buscan
tus ojos
en las terminales
y los aeropuertos
tus oídos
pendientes
esperando
mi vuelta.

Me aman
tus alas estacadas
que me dejas aflojarte
a hurtadillas
del monstruo de mil ojos
y escapas de mi mano
en mi máquina del tiempo
a marchar
sirena
viento
mago
niña
y retornar más tarde
aligerada
para volver a amarme.

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