domingo, 10 de febrero de 2013
¿Quién me vende una receta para no pensarTe?
Me quita el tiempo
me pone tonta
me agita el pin
me quita gracia
me vuelve Kish
y además
ME ENGORDA.
Te pedí…
es cierto
un tanto ciega y arruinada de trepidante amorsh
entre tus brazos
León
es cierto
te lo pedí
u n a p a t a n e r í a
sí
para que fuera fácil
odiarte
culparte
morderte
putearte
DEJARTE.
¿Y de cuándo acá
o de cómo
o por qué
resulta ahora que sois tan obediente Don Juan?
Obediente sí
pero
que de eso no hablaba
que has entendido mal.
Obediente sí
pero no ahora
más tarde
cuando no importara
cuando ya no esté.
Da un aviso por lo menos
dejá que saque la cabeza de ti
al mundo
para poder respirar
asesino
insensato
metrosexual.
Necesito también alquilar una habitación en blanco
y pintarte en ella solo
contemplarla largo tiempo
y convencerme
que podrás hacerlo
que caminarás sin mí.
Compraré de paso un auto nuevo
que no hayas tocado
del que no hayas hablado
que no sepa de ti
para manejarlo a solas
con letras de bosanova
que no me recuerden…
León
que no me recuerden.
Y necesito sobre todo una jauría de “perras negras”
para amputarme la
molestia vulgar del deseo
carcoma el apetito
de idealizarte
y socave la idea
anodina
de volver a ti.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario