Ciclos de cuerpos descarnados y
jirones de un alma que ya no es nuestra.
Los monstruos llegan siempre
demasiado a tiempo.
Extiendo mi mano para rescatarnos
pero no hay tregua en la batalla.
Vociferas…
Maldigo al tiempo y al mundo que nos
mecen en este arrullo siniestro de miradas perdidas y sueños vencidos.
El lugar común encontró el agujero
para evadir a la rapaz memoria.
Momento que avanza y te pierde,
momento que avanza y te encuentra al
final del sueño para dedicarme siempre
la última sonrisa, el último suspiro,
la última palabra.
Y regresan puntuales los monstruos a
la cita.
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