jueves, 7 de febrero de 2013

Sí pues…



Agazapado en la mirada de cada lumpen…
me persigues a distancia
te metes entre las sábanas de mis desencuentros
y lo controlas todo.
Estás donde no te busco
en las palabras de la gente
tras sus recuerdos
y  los letreros con errores ortográficos.
Sí pues
desde entonces intenté huir
de tu gesto que lo iluminaba todo
y no dejaba sitio para nada…
suici[
da de ti
ase[
sino de mí.
Muchas veces intenté huir
pero vives entre las paredes de cada habitación donde me refugio.
Enclavado apelas entre los árboles del cuadro de un hotel
de cualquier parte
entre los lápices multicolores
de los niños de todos los jardines
entre las letras de tonadillas cantineras
te sientas siempre junto a mí
degustas con tu jugo de naranja
el espectáculo
y me acompañas luego entre tumbos
a la cama
de uno o de otro o cualquiera
y esperas
paciente
encantado
la mañana ácida y espumosa
en que abro por vez primera un ojo
náusea
recuerdo percudido
percutido
cáustico repites la hora
reptil
lagartija ancestral levanto los despojos tangibles
lo otro
lo tienes siempre entre tus manos
juegas 
omnipresente.

¿Lo he dicho ya?
Que sí…
que lo he intentado todo
también volver a ti…
manejar por la curva del diablo y andar por el sendero de tierra que me llevaba a tu casa…
pero el camino me lo dijo la primera vez
ya no estás en esos pasos.
¿Hace cuánto?
Las huellas parecen ya disipadas.
¿Acaso por seguirme?
… suici[
da de mí
ase[
sino de ti
¿Lo dije ya?
Que sí…
que también te he buscado…
siempre
por todas partes
en los libros de poesía
en las cenizas de  las tres mil fotos
en los programas de mano de las sinfónicas
y las invitaciones de boda…
bajo la banca de los enamorados en la plaza de Lima
o las fiestas alternativas de Timbuctú
en las aguas del malecón de La Habana
entre la arena del Valle de la muerte.
Te he buscado como una expiación
como caricatura de personaje trágico
predestinado por un capricho mitológico.
Te he buscado cuando, voluble, desapareces
porque sabes
que no requieres estar presente
para estar en mí.
Sí pues
sería torpe negarlo.
tu sombra me acosa
en vigilia
de noche
al volver una esquina me espera sigilosa.
Sí pues
sería torpe negarlo
mi muerte te acosa
en sueños
de día
al volver una esquina te espera sigilosa.

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